tez de plata,
de noble linaje,
y sangre casta,
de madre quimera,
y aliento guerrero,
príncipe leal,
corazón sincero.
Agitando sus alas,
tomando vuelo,
galopando por el mar,
sobre las aguas,
en un soplo del viento,
lleva el alma,
tenuemente volando,
hasta su reino.
Impresionado va observando,
por el mundo,
como el hombre,
en su avaricia se envenena,
destruyendo a su legado,
muerte y pena,
el futuro que en castigo,
será un mito.
Rudyard Bonilla
2009 copyright © derechos Reservados
