de tu larga, y triste espera.
Son las odas, de mi alma,
cual sonoras, primaveras,
te arrullan, al amanecer.
No te dejes, padecer,
porque mi voz, este lejos.
No permitas, que el dolor,
perturbe el son, de mi amor,
o el sabor, de mis besos.
Sobre el viento, y en suspiros,
llegare, hasta tu vera.
Navegando, sobre el alba, a entregar,
mis dulces besos, y es por eso,
tu, tranquila, que en tu lecho,
satisfechos, quedaremos.
Rudyard Bonilla
2009 copyright © derechos Reservados

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